Europa invierte un 35% menos que Estados Unidos en innovación y corre el riesgo de quedar atrapada en la “trampa tecnológica media”, advierte Europeg

  • EuropeG considera inevitable una mayor integración política si la Unión Europea quiere competir en un mundo de bloques como el que se está configurando a nivel global
  • EuropeG subraya que la política industrial ha pasado de ser un asunto marginal para convertirse en un eje central de la agenda económica europea con el objetivo de lograr una Europa más competitiva
  • El think tank dirigido por Antoni Castells reclama duplicar la inversión en I+D y crear una agencia europea inspirada en el modelo ARPA de EEUU para impulsar la innovación disruptiva
  • La UE dedica el 2,3% de su PIB a I+D frente al 3,5% estadounidense, una brecha que se mantiene estable y lastra la productividad y el liderazgo tecnológico europeo
  • Las importaciones chinas ya copan más del 50% del mercado europeo de vehículos eléctricos y la inversión privada en IA en Europa es seis veces menor que en EE. UU.
  • Plantea un “trilema” entre política industrial, regulación y defensa de la competencia y describe tres escenarios: mercado regulado, mercado concertado y mercado dirigido

EuropeG, el Grupo de Opinión y Reflexión en Economía Política dirigido por Antoni Castells, advierte que la Unión Europea se enfrenta a una brecha tecnológica persistente frente a Estados Unidos y China, y corre el riesgo de quedar atrapada en la “trampa tecnológica media”. Con un gasto en I+D equivalente al 2,3% del PIB frente al 3,5% estadounidense, según los últimos datos de Eurostat y la OCDE (2023), la UE invierte un 35% menos en innovación, una diferencia que se mantiene estable en 2025, según afirma el Policy Brief nº 22, titulado “La nueva política industrial en la Unión Europea”. El documento llama a duplicar los fondos comunitarios de innovación, reformar la política de competencia y avanzar hacia una mayor integración política si Europa quiere preservar su soberanía económica y tecnológica. EuropeG subraya que la política industrial ha pasado de ser un asunto marginal para convertirse en un eje central de la agenda económica europea con el objetivo de lograr una Europa más competitiva. 

El Policy Brief, firmado por los miembros de EuropeG Rafael Myro (Universidad Complutense de Madrid) y Vicente Salas (Universidad de Zaragoza), analiza a fondo la nueva estrategia comunitaria impulsada tras los informes Letta y Draghi y plasmada en la Brújula de la Competitividad de la Comisión Europea (2025), que reconoce la necesidad de combinar mercado, regulación y acción pública estratégica. El documento incorpora un Resumen Ejecutivo, incluido en las páginas 4 y 5 de esta Nota de Prensa.

Según el documento, la UE afronta un cambio estructural en la gobernanza económica global: de un modelo basado en reglas a uno basado en bloques, donde la intervención selectiva de los Estados y la coordinación europea serán decisivas para asegurar resiliencia, autonomía y liderazgo tecnológico.

Asimismo, el texto plantea un “trilema” entre política industrial, regulación y defensa de la competencia, y describe tres escenarios: mercado regulado (predominio de regulación y competencia, modelo tradicional de la UE), mercado concertado (predominio de regulación y política industrial, cercano al modelo de EE. UU. desde 1980), y mercado dirigido (predominio de competencia Y política industrial, similar al modelo chino). Los informes Letta y Draghi se inclinan por modelos entre el mercado dirigido y el concertado.

El déficit de innovación: una debilidad estructural

El informe identifica el déficit de innovación privada como la principal causa de la pérdida de competitividad europea. Mientras Estados Unidos y China concentran su inversión en tecnologías emergentes —inteligencia artificial, biotecnología o semiconductores—, las empresas europeas siguen centradas en sectores maduros como la automoción o la maquinaria industrial. 

EuropeG subraya, asimismo, que la UE dedica un 2,3% de su PIB a I+D, frente al3,5 % de Estados Unidos, según Eurostat y la OCDE (2023), y que esa brecha se mantiene estable en la actualidad.

Esta diferencia —más de un 35% menos de esfuerzo innovador— explica el retraso acumulado en productividad, rentabilidad empresarial y liderazgo tecnológico.

El Policy Brief propone duplicar el presupuesto del Programa Marco de I+D hasta 200.000 millones de euros y crear una agencia europea inspirada en el modelo estadounidense ARPA, famosa por haber impulsado avances como Internet o el GPS. 

Esta nueva agencia, integrada en el European Innovation Council, permitiría financiar proyectos tecnológicos de alto riesgo y alto impacto, con una gestión más ágil y flexible para competir con EE. UU. y China en innovación disruptiva.

La política de competencia y el equilibrio con la intervención pública

Una de las conclusiones clave del documento es la necesidad de revisar el equilibrio entre la defensa de la competencia y la intervención pública. Los autores recuerdan que el marco comunitario se ha basado durante décadas en evitar distorsiones del mercado, pero hoy esa ortodoxia limita la capacidad de respuesta ante los grandes competidores globales. 

EuropeG plantea que la UE debe permitir estrategias industriales comunes, flexibilizar las ayudas de Estado y adaptar su política de competencia para promover campeones europeos en sectores estratégicos.

Instrumentos financieros y movilización de recursos

El informe insiste en que la escala de la transición tecnológica requiere instrumentos financieros europeos más potentes y coordinados. Propone ampliar el alcance del Banco Europeo de Inversiones, fortalecer los fondos de inversión pública y movilizar el ahorro privado hacia proyectos industriales y tecnológicos. 

También sugiere mejorar la integración de los mercados de capitales y avanzar en una unión fiscal parcial que permita financiar proyectos comunes de innovación y sostenibilidad.

Transiciones verde y digital: avances insuficientes ante la competencia global

EuropeG valora positivamente las iniciativas europeas —Chips Act, Critical Raw Materials Act e InvestIA—, pero advierte que su despliegue sigue siendo lento y burocrático. 

Como ejemplos, resalta que en el vehículo eléctrico, las importaciones chinas ya representan más del 50% del mercado europeo, y la empresa de EEUU Tesla continúa expandiendo su producción en la UE. 

De igual forma, en materia de inteligencia artificial, la inversión privada europea (11.000 millones de € en 2023), es seis veces inferior a la estadounidense (67.000 millones de €). El documento concluye que, sin una coordinación real entre los Estados miembros, la UE corre el riesgo de quedar rezagada en la carrera tecnológica global.

Una Europa más integrada para sostener la nueva política industrial

El Policy Brief sostiene que la política industrial solo puede prosperar en una Unión Europea con instituciones más fuertes y una visión común. La intervención selectiva del Estado beneficia a unos sectores y territorios más que a otros, y por tanto requiere una legitimidad política que hoy la UE aún no tiene plenamente desarrollada. 

EuropeG considera que el avance hacia una Europa más integrada en materia económica y tecnológica será inevitable si la Unión quiere mantener su peso en la economía mundial. 

El documento concluye que Europa no puede seguir siendo un regulador global sin músculo industrial propio y que debe convertir la nueva política industrial en la base de un pacto de competitividad, soberanía y crecimiento sostenible.

Resumen ejecutivo

El Policy Brief analiza la nueva política industrial en la Unión Europea (UE), destacando su resurgimiento como respuesta a diversas crisis y la creciente importancia de la seguridad nacional. El texto subraya que la UE, bajo un liderazgo político continuista, pero con un programa económico rupturista tras los informes de Enrico Letta y Mario Draghi, está otorgando un protagonismo inédito a la política industrial en su agenda. Los mensajes principales del documento se resumen en los siguientes puntos:

  1. Resurgimiento de la política industrial. Se observa un incremento del intervencionismo estatal selectivo en la economía de la UE para influir en las decisiones de producción e intercambio, impulsado por crisis (financiera, sanitaria, energética) y la relevancia de las externalidades en seguridad nacional. La competencia tecnológica y el control de materiales críticos también refuerzan esta tendencia.
  2. Nuevo programa de gobierno de la UE. La Comisión Europea, con la Brújula para la Competitividad, busca responder a amenazas externas y debilidades internas, otorgando centralidad a la política industrial. Este programa se inspira en los diagnósticos y propuestas de los informes Letta y Draghi, que identifican debilidades estructurales en la UE como déficit de capitalización, innovación y dinamismo empresarial.
  3. Divergencias entre los informes Letta y Draghi. Si bien ambos coinciden en la fragmentación del mercado interior por la regulación, Letta enfatiza la necesidad de completar el mercado único (capitales y conocimiento) y levantar trabas regulatorias. Draghi, por su parte, aboga por un mayor esfuerzo inversor público en infraestructuras estratégicas y políticas sectoriales activas, y sugiere una revisión de las políticas de competencia y sostenibilidad.
  4. Desafíos de la nueva política industrial. El protagonismo de la política industrial en la UE enfrenta la dificultad de compatibilizar un intervencionismo selectivo con una estructura política débil que requiere unanimidad y el difícil encaje con la regulación y la defensa de la competencia, políticas tradicionalmente alejadas del dirigismo estatal.
  5. Posibles escenarios de políticas microeconómicas. El texto plantea un “trilema” entre política industrial, regulación y defensa de la competencia, y describe tres escenarios: mercado regulado (predominio de regulación y competencia, modelo tradicional de la UE), mercado concertado (predominio de regulación y política industrial, cercano al modelo de EE. UU. desde 1980), y mercado dirigido (predominio de competencia y política industrial, similar al modelo chino). Los informes Letta y Draghi se inclinan por modelos entre el mercado dirigido y el concertado.
  6. Política de innovación tecnológica. La UE presenta un retraso en gasto en I+D, especialmente en el sector privado, lo que la ha llevado a la “trampa de la tecnología media”. Se ha perdido capacidad tecnológica frente a EE. UU. y China. El texto analiza las causas de este retraso, incluyendo la fragmentación del mercado, la dependencia de la financiación bancaria y la menor eficiencia de la I+D pública. Se destaca la necesidad de mejorar las condiciones para la innovación disruptiva y reformar el Programa Marco de I+D, creando una “agencia tipo ARPA”.
  7. Transiciones verde y digital. La UE ha situado estas transiciones como prioritarias, pero su despliegue es lento. En el vehículo eléctrico, la UE enfrenta una intensa competencia. En la digitalización, la UE se encuentra muy retrasada en áreas clave como la IA. Se han puesto en marcha iniciativas como la Chips Act e InvestIA, pero se requiere mayor ambición y concreción. La UE destaca en computación cuántica gracias a iniciativas como Quantum Flagship.
  8. Otros retos pendientes. La UE necesita fortalecerse en sectores como salud, farmacia, defensa y aeroespacial, donde existen dependencias o se ha perdido cuota de mercado. Se requiere una mayor integración de los países comunitarios y administraciones públicas más profesionalizadas.
  9. Incertidumbre futura. El futuro de la política industrial europea está marcado por la incertidumbre económica y la política global, especialmente por las decisiones de Estados Unidos. No obstante, la UE tiene razones internas para la revisión de su modelo.
  10. Más integración política. La política industrial implica un intervencionismo selectivo del estado en la economía para influir en la asignación de recursos productivos bajo criterios de interés general. La política industrial beneficia a unos colectivos más que a otros y, por tanto, necesita de un estado fuerte y convencido de que el resultado final es positivo para el interés general. Los órganos políticos de la UE, en su diseño actual, tienen una hegemonía muy limitada sobre las políticas de los estados nacionales. Si la UE quiere que la política industrial comunitaria adquiera más protagonismo en el conjunto de las políticas públicas, tal como demanda el escenario de política de bloques y no de reglas a la que parece dirigirse el mundo actual, el avance de Europa hacia una mayor integración política parece inevitable.