Las valoraciones en las salidas a Bolsa, bajo la lupa

El debate está abierto. Coincidiendo con los procesos de salida al mercado de Bankia y Banca Cívica, que se decidirán en pocos días e incluso horas, la gran cuestión a nivel internacional es hasta qué punto las valoraciones realizadas en las recientes IPO’s han sido realmente ajustadas.

Así lo recoge hoy un análisis de Financial Times, que se hace eco de la reciente carta enviada por Black Rock, el principal inversor individual de la Bolsa de Londres, a los bancos de inversión de la City, mostrando su preocupación por el proceso de las ofertas públicas de acciones en marcha.

Lo que se está poniendo sobre la mesa es si los bancos de inversión están realizando las colocaciones a precios muy baratos para facilitar la entrada de los inversores y allanar el camino de la acción en las primeras semanas de cotización, o todo lo contrario.

Hay casos para todos los gustos. Por ejemplo, LinkedIn, que tras salir al mercado tuvo un impresionante rally alcista, aunque luego corrigió en parte. Hay quien achaca este comportamiento a lo ‘barato’ que se colocaron las acciones de la red profesional, aunque también están los que opinan que no es que LinkedIn saliera con un excesivo descuento, sino que su explosión fue producto de la burbuja tecnológica, otro de los temas candentes en el debate internacional en las últimas semanas.

En sentido contrario, la reciente colocación de Glencore mostró una sobrevaloración de la compañía y una importante dificultad para sostener la cotización en su estreno bursátil. Para FT, una de las claves de la valoración de las compañías está en el sistema de incentivos a corto plazo que se establecen en estas operaciones.

Lo cierto es que el debate sobre la valoración de las empresas que salen a Bolsa entra de lleno con la actualidad en España, donde Bankia y Banca Cívica tienen que decidir en pocos días si dan el salto definitivo. La crisis griega es clave para el proceso, pero lo es más, si cabe, la ‘equity story’ de cada una de las entidades y el precio al que sus accionistas están dispuestos a vender un paquete importante de acciones.

Encontrar el precio de equilibrio es una tarea compleja, con al menos dos potenciales consecuencias, según sea la apuesta: si el precio es muy bajo o con una gran descuento, será más fácil vender las acciones y habrá mayor recorrido al alza, pero alguien podría cuestionar porqué se han ‘malvendido’ los títulos; en cambio, si el precio es más alto, será complicado encontrar demanda suficiente y la cotización podría sufrir un fuerte correctivo a corto plazo, lo que sin duda sería bastante negativo para la imagen de la institución e incluso, con la que está cayendo, para España.

No es tarea fácil la que tienen por delante los responsables de ambas entidades. Como suele ocurrir en estos casos, en el punto medio podría estar el equilibrio.

¿Y cuál es el punto medio? Pues el 50%.