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La eficiencia hará posible que los hogares ahorren hasta un 90% en consumo energético

Las viviendas de nueva construcción llegarán a consumir, en 2020, un 90 por ciento menos de energía doméstica –gas y electricidad-, que en la actualidad. En ese año, las medidas de eficiencia energética que han comenzado a implantarse recientemente en Europa estarán plenamente asentadas. Incluso la mayoría de las viviendas ya construidas podrán ahorrar hasta un 35 o 40 por ciento en su consumo energético, según una investigación llevada a cabo por tres especialistas de la consultoría McKinsey Quarterly y cuyas principales conclusiones publica la compañía en su web.
Ello implicaría para las empresas distribuidoras y productoras de energía  una disminución en sus ingresos y beneficios cuyos márgenes podrían descender hasta un 30% en términos generales y hasta un 10% en los casos menos agresivos para sus políticas comerciales. Para asegurar el futuro las industrias de este sector tendrán que diversificar su campo de acción asumiendo otro tipo de negocios emergentes relacionados con su actividad y en donde existirá una fuerte competencia.
La investigación de los colaboradores de McKinsey se llevó a cabo en cuatro países: Alemania, Italia, Reino Unido y Suecia lo que supone un buen exponente e indicador de la totalidad de la UE. La principal conclusión es que la combinación de tecnología, la  regulación del sector y el comportamiento del consumidor hace prever una transformación sustancial en el mercado de la energía residencial en los próximos diez años. Con lo cual es evidente que los proveedores de servicios han de adaptarse a los nuevos tiempos que se avecinan.
La investigación observó que más de 200 empresas de una amplia gama de industrias, y muchas de ellas líderes en sus respectivos segmentos, están operando en este mercado mientras exploran nuevas formas de competitividad más eficaces. Es decir, buscando más oportunidades de negocio con productos y servicios nuevos relacionados con su habitual actividad, como la racionalización del consumo de energía en los hogares y la fabricación de microgeneneradores cuyo futuro parece estar asegurado con el potencial de mercado que ofrecerán los vehículos eléctricos. Otro aspecto de la investigación demostró que algunas de las empresas del sector permanecen estáticas en su actividad y despreocupadas por el futuro, frente a otras pertenecientes a otros sectores –tecnología y telecomunicaciones, por ejemplo-, que se están introduciendo en el mercado energético. De hecho ya algunas empresas del sector han sellado alianzas con otras que nada tienen que ver con el mismo para obtener una situación de ventaja en el mercado.
Los consumidores también tendrán mucho que decir en este mercado energético del futuro ya que la oportunidad de crecimiento dependerá de la velocidad por parte de aquellos en la adopción de las medidas que hagan reducir el consumo de energía, aunque se espera que respondan con interés a los avances tecnológicos y estímulos reguladores en torno a la eficiencia energética. La tecnología y la normativa constituyen dos aspectos fundamentales en este camino hacia el ahorro energético.
Los consumidores, según la investigación, muestran una clara predisposición hacia el ahorro energético pero entienden que han de ser los gobiernos y las compañías quienes han de tomar la iniciativa en la implantación de las casas de bajo consumo energético. (Ver cuadro interactivo sobre la casa del futuro y la energía).
Para los consumidores es el precio la única razón que les animaría a reducir su consumo de energía. Sin embargo, cuando se trata de adquirir electrodomésticos la funcionalidad, la simplicidad tecnológica, la marca y el diseño tienen prioridad sobre el ahorro,. La mayoría de los consumidores percibe que los productos de bajo consumo ofrecen menos prestaciones, hallazgo que sugiere que las empresas de gestión de energía deben, por todos los medios, reducir costes, aumentar la calidad de los productos y educar a los consumidores en temas relacionados con el ahorro energético.
Una cosa queda clara: las empresas energéticas deben de buscar nuevas fuentes de ingresos y se deben preparar para una transición hacia hacia el bajo consumo energético en los hogares, un camino lleno de incertidumbres en el que la toma de decisiones acertadas y una estrategia adecuada serán fundamentales, según concluye la investigación de McKinsey.

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