Estrategia Global y Geopolítica

¿Puede la Unión Europea permitirse mantener sus monarquías?

Precisamente casi coincidiendo con la reciente celebración de los 60 años de reinado de Isabel II, ciertos sectores del Reino Unido y de la Europa monárquica se plantean si en esta época de austeridad es posible seguir manteniendo los fabulosos gastos de las casas reales. No es probable que ello provoque, al menos de momento, la abolición de algunas de estas monarquías, simplemente se trata de una reflexión sobre la capacidad de asumir estos gastos, según un artículo publicado en la web The Street.

La Unión Europea se enfrenta a una crisis económica sin precedentes; se duda de la viabilidad del euro; varios países tienen que ser rescatados de su insostenible situación; muchos ciudadanos han perdido sus empleos, pero a pesar de todo ello ocho países siguen apoyando a sus monarquías: Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Holanda, Suecia, Noruega, Liechtenstein y Andorra. El articulista de The Street incluye en la lista al Principado de Andorra y a la “monarquía efectiva” del Vaticano.

Una solución rápida sería abolir el sistema, confiscar los palacios, las joyas y el resto de sus propiedades y proceder a su venta. Sin duda lo recaudado sería una cantidad importante y algún problema, sin duda, paliaría. Sin embargo parece que es una solución inviable. Entre el 70 y el 80 por ciento de los holandeses se muestra dispuesto a seguir manteniendo a la reina Beatriz y su entorno a pesar de que les cuesta 52 millones de dólares al año, sin incluir los gastos de mantenimiento de los palacios y la seguridad. El 80 por ciento de los noruegos se muestran encantados con el rey Harald V.

Parte de la popularidad se debe a la herencia y el aprecio nacional, pero los expertos europeos en monarquías ven a los  monarcas como embajadores de buena voluntad en los más diversos países en aumento. Mientras  los países renuncian a algunas de sus identidades nacionales  a favor de la Unión Europea un monarca puede inspirar  la unidad nacional y acoge  a los recién llegados como ciudadanos, señala el artículo.

En Gran Bretaña, según una encuesta de The Guardian, realizada el año pasado, el 67 por ciento de los británicos cree que la monarquía sigue siendo pertinente; además un 60 por ciento considera que mejora la imagen de Gran Bretaña en todo el mundo. Un  63% piensa  que Gran Bretaña estaría peor sin la monarquía.

Es evidente que el mantenimiento de las monarquías no resulta barato, ni mucho menos. Los 11,4 millones de dólares que cuesta la familia ducal en Luxemburgo se consideran una ganga en comparación con lo que cuestan en otros países. En Liechtenstein, donde el príncipe Alois Felipe María ejerce cierta influencia sobre los asuntos políticos del país, el hecho de que  no tenga presupuesto y que corra con sus gastos con dinero de su propia fortuna  es una anomalía entre las monarquías europeas.

En España, donde la identidad nacional se mantiene unida a través de un mosaico de comunidades autónomas, el rey Juan Carlos es una fuerza unificadora, según The Street. Antes de los recientes escándalos algunas encuestan cifraban en un 75 por ciento el apoyo de los ciudadanos a la institución. Ni él ni su familia se han librado de las medidas de austeridad impuestas en el país. Juan Carlos sugirió sus propios recortes  y, en respuesta a un escándalo de  gastos que involucran  a su yerno,  se publicó el año pasado que se le pagan 385.000 dólares al año.  Claro que no están incluidas otras partidas importantes como el mantenimiento de los palacios y los salarios de los trabajadores adscritos a la casa real.

Pero incluso antes de los recortes, los ingresos de la familia real española eran calderilla en comparación con los de la familia Windsor de Gran Bretaña. Abiertamente  contra la monarquía del Reino Unido,  una organización republicana,  buscó y encontró en los libros contables de la monarquía  que la familia real británica les cuesta por encima de los 291 millones al año. El coste oficial que se hizo público hace tres años se estimó en aproximadamente 66 millones de dólares, pero no incluían  los impuestos perdidos en tierras de propiedad real o el costo de la seguridad real, el transporte y otros gastos extra.

En 2010, sin embargo, se decidió que la financiación de la familia real se limitaría a 47,5 millones de dólares al año hasta  2013 aunque en el próximo mes de junio se gastará más de un millón y medio de dólares en los fastos del 60 aniversario del reinado isabelino. Una vez finalizada la celebración la asignación de la monarquía británica se reducirá un 14%. Pero al parecer lo que está claro es que los ingleses no desean ver a su reina en bicicleta, prefieren verla en un Rolls o, mejor aún, en un carruaje tirado por caballos, finaliza el artículo de The Street.

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