El futuro de China, a debate

La desaceleración de la economía china ha sido objeto de numerosos titulares periodísticos en las últimas semanas. Ya se trate de un ajuste permanente o temporal, las autoridades chinas tienen mucho trabajo que hacer para sentar las bases de un aceptable progreso económico en el mediano y largo plazo. A pesar de su crecimiento extraordinario desde el inicio de su transición a una economía de mercado en 1979, China se enfrenta al mismo tiempo a serios desafíos: una creciente desigualdad, grandes y crecientes niveles de degradación del medio ambiente, persistentes desequilibrios externos y una sociedad que envejece, según asegura Justin Yifu Lin, Economista jefe y vicepresidente para el Desarrollo Económico del Banco Mundial en un artículo de Project Syndicate que reproduce Economy Wacht.

El 12º plan quinquenal (2011-2015) de China reconoce la necesidad de profundizar las reformas orientadas al mercado, cambiar el modelo de desarrollo del país y centrarse en la calidad del crecimiento, las reformas estructurales y la inclusión social para superar la brecha entre campo y ciudad y detener el aumento de la desigualdad de los ingresos. En línea con este audaz enfoque de largo plazo, un nuevo informe, China 2030: Building a Modern, Harmonious, and Creative High-Income Society (China 2030: La construcción de una sociedad de altos ingresos moderna, armoniosa y creativa) propone algunas reformas que el país necesita para contar con una economía de mercado madura y eficaz en 2030, dice Economy Watch en un resumen del estudio de 468 páginas.

El informe, que es el resultado de una larga colaboración entre China y el Banco Mundial, llama a realizar reformas estructurales que redefinirían el papel del gobierno, reformarían las empresas y bancos estatales, desarrollarían el sector privado, promoverían la competencia y profundizarían la liberalización de la tierra, el trabajo y los mercados financieros. Además de proporcionar directamente un número relativamente menor de bienes y servicios públicos tangibles, el gobierno chino tendrá que proveer bienes y servicios públicos intangibles, como reglas, normas y políticas. En el sector empresarial, tendrá que poner énfasis en el aumento de la competencia en todos los sectores, la reducción de las barreras de entrada y salida a las empresas privadas, y el fortalecimiento de la competitividad de las empresas estatales.

En el sector financiero, se debe comercializar el sistema bancario, permitiendo así gradualmente que las fuerzas del mercado fijen las tasas de interés, mientras que los mercados de capitales se deben profundizar a la par con el desarrollo de la infraestructura legal y de supervisión necesaria para asegurar la estabilidad financiera.

En el mercado laboral, China debe acelerar las reformas al sistema hukou (registro de hogares) para asegurar que en 2030 los trabajadores puedan desplazarse más libremente en respuesta a los mercados y será necesario proteger los derechos de los agricultores, elevar la eficiencia del uso del suelo y renovar las políticas de adquisición de tierras rurales para uso urbano.

En el mediano plazo, el éxito de China también requerirá la creación de un sistema abierto en el que las presiones competitivas alienten a las empresas chinas a participar en la innovación de productos y procesos mediante la participación en redes mundiales de I + D. Una estrategia inteligente debe empujar a China a «crecer verde», en lugar de hacerlo rápido ahora y asumir enormes costos ambientales más tarde.

China 2030 también llama a ampliar las oportunidades, promover la seguridad social y reducir la relativamente alta desigualdad social y económica al afrontar las disparidades entre campo y ciudad en el acceso a puestos de trabajo, financiación y servicios públicos de alta calidad. Asimismo es de vital importancia fortalecer la posición fiscal de China mediante la movilización de los ingresos adicionales y asegurar que los gobiernos locales tengan una financiación adecuada para satisfacer sus crecientes responsabilidades de gasto.

China debe mantener su compromiso de resucitar la estancada Ronda Doha de negociaciones comerciales multilaterales y apoyar un acuerdo global sobre los flujos de inversión. La integración mundial del sector financiero de China requerirá la apertura de cuentas de capitales que será una medida clave hacia la internacionalización del yuan como moneda de reserva mundial.

Las propuestas contenidas en China 2030 podrían proporcionar un marco a las autoridades chinas en su búsqueda por lograr su objetivo de crecimiento sostenible y armónico. En momentos en que la economía mundial entra en una fase peligrosa, el gobierno de China tendrá que dar respuesta a nuevos riesgos, crisis y vulnerabilidades a medida que surjan. Pero al hacerlo debe respetar el principio de que las respuestas de políticas a problemas de corto plazo deben sostener, no socavar, las prioridades de reformas a largo plazo, termina el artículo de Economy Wacht.