Inversión y Finanzas

La venta récord de “El Grito” dispara, aún más, los precios de las obras de arte

La venta récord, en Sotheby’s, de “El Grito” de Edvard Much hace unos días por 119,9 millones de dólares ha puesto de relieve una nueva faceta del mercado del Arte convertido en una competición dominada por multimillonarios como Roman Abramovich, Francois Pinault, Steven Cohen, Steve Wynn, Eli Broad o Ivanishvilli Bidzina y en la que los precios han alcanzado niveles solo apto para ellos. “El mercado del arte está motivado para logar adquirir obras consideradas iconos que se pueden considerar los trofeos”, señala a Forbes un experto consultor de arte de Linn/Press Art Advisory Services.

Otros trabajos que en precio de subasta han superado los 80 millones de dólares han sido obras de Picasso, Giacometti, Van Gogh, Francis Bacon y Claude Monet. Todos ellas han sido consideradas obras maestras por los aficionados al arte y los compradores han hecho subir mucho los precios en las subastas. Debido a que el Munch ha sido tan ampliamente reproducido, en camisetas, tazas, carteles y otros objetos atrajo la atención de los compradores que buscan poseer una pieza de difusión cultural. “El Grito” es casi tan famoso como la Mona Lisa y un símbolo universal de la ansiedad,.

La versión en Sotheby’s fue también la única de las cuatro, que el artista noruego hizo de la imagen que no se encuentra en un museo de Oslo. Pintado con pastel sobre lienzo, estaba con su marco original y con un poema de 1892 que Munch escribió sobre la inspiración en la parte trasera del cuadro. El vendedor, Petter Olsen, promotor inmobiliario noruego y descendiente de un transportista marítimo, creció con la obra colgada en el salón de su casa. Su padre, Thomas Olsen, era vecino de Munch en el pequeño pueblo de Hvitsten y le compró la obra a un industrial cafetero alemán que pudo haberlo obtenido como parte de una comisión por algún servicio prestado. Petter Olsen dijo que había vendido el cuadro para financiar un museo que Munch quiso abrir en Hvitsten.

¿Quién compró “El Grito”? Informaciones posteriores a la venta indican que el Gobierno de Catar podría haberlo adquirido para un museo que está en construcción y cuya apertura está prevista para 2014. También algunos expertos han sugerido que podría tratarse de los multimillonarios Leonard Blavatnik o Paul Allen. La noche de la subasta, según señala Forbes, el precio del Munch avivó las ventas, lo que provocó la subida de precios de las obras restantes. De 76 lotes, solamente 15 no se vendieron.

Como sucede a menudo en las subastas, la inclusión de una obra de primer orden como “El Grito” de Much atrajo a la subasta a otras obras de muy alto nivel, como las de Theodore Forstmann, el multimillonario de Manhattan que murió en noviembre pasado. Un picasso de 1941 de su colección, “Femme Assise Dans sin Fauteuil”, superó los 29 millones de dólares. Un gaugin de 1892, también de la colección de Forstmann, cuyo precio de venta se estimaba entre los cinco y los siete estimó entre 5 y 7 millones de dólares, alcanzó finalmente un precio de 8.4 millones de dólares.

Es interesante notar que la noche anterior, en la casa Christie’s, la venta de arte impresionista y arte moderno fue relativamente aburrida. Aunque solo tres de las 31 piezas no encontraron compradores, la venta no había logrado atraer a las obras de arte más taquilleras. No hubo ventas de más de 50 millones de dólares, a pesar de que una acuarela de Cézanne, “Jugador de cartas”, un estudio del famoso “Los jugadores de cartas” del artista, se vendió en 19,1 millones de dólares. Por un Matisse, “Las peonías», un comprador europeo que pujaba por teléfono, pagó asimismo otros 19,1 millones de dólares.

Al parecer, y según Forbes, en el mercado privado se producido ventas con precios incluso más altos. Se dice, por ejemplo, que el magnate naviero griego George Embiricos, vendió su cuadro de Cézanne, “Los jugadores de cartas,” en 2011, por 250 millones de dólares. Embiricos murió el otoño pasado y nadie sabe tampoco quien adquirió la obra aunque también en este caso diversas informaciones apuntan al Gobierno de Catar como comprador. En 2006, The New York Times informaba de que que el multimillonario David Geffen vendió un Jackson Pollock al financiero mejicano David Martínez por 140 millones de dólares. El acuerdo fue negociado supuestamente por Tobias Meyer, de Sotheby ‘s, señala el artículo de Forbes.

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