De los ‘green shoots’ al final del túnel

Artículo de Pablo Fernández publicado en Economía Digital

Captura de pantalla 2013-07-07 a la(s) 21.33.56A lo largo de las últimas semanas venimos asistiendo a una ola de declaraciones proclamando el principio del fin de la crisis económica. Tras más de cinco años de deterioro y sufrimiento, aparecen los primeros indicadores que apuntan a que por fin, esta vez sí, de verdad, se está produciendo un punto de inflexión en la economía.

Las buenas nuevas han sido propagadas por el presidente del Gobierno Mariano Rajoy y los ministros de Guindos, Montoro o Báñez. También lo ha anunciado el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, o los banqueros Emilio Botín (Santander), Francisco González (BBVA) o Isidre Fainé (la Caixa), así como los responsables de algunas grandes multinacionales españolas, como César Alierta (Telefónica) o Ignacio Galán (Iberdrola).

¿Será verdad esta vez?

La cuestión no es baladí y pone sobre la mesa la importancia del correcto manejo de las expectativas y de acertar a la hora de pronosticar y comunicar la recuperación tras una ya excesivamente prolongada recesión.

Todavía están muy presentes en el retrovisor colectivo los ‘green shoots’ o brotes verdes de la ex ministra Elena Salgado, a mediados del 2009. De eso, ¡hace ya cuatro años!

Ahora -crucemos los dedos- parece que el cambio va en serio. Esta vez sí que se atisba ‘la luz al final de túnel’, se está produciendo ‘una inflexión’ o asistimos a ‘una clara mejora de la coyuntura’, según distintas fórmulas empleadas para decir que la recuperación está a la vuelta de la esquina.

La clave a la hora de manejar expectativas es trasladar un mensaje positivo sin que te lo puedan echar en cara, tanto por la forma -por pasarte de frenada- como por el fondo -un incumplimiento flagrante del pronóstico-.

Ocurre en el mundo político, en el que se proclaman parabienes con mayor ligereza de la debida. ¿Se acuerdan cuando el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero proclamaba en septiembre de 2008 que la banca española era la más sólida del mundo? Visto lo ocurrido con el sector financiero, cualquiera lo diría.

A la hora de comunicar una mejora de la expectativa es fundamental la credibilidad, que pasa por respaldar los mensajes con datos contrastados o que sabemos que van a confirmarse en una plazo breve de tiempo. O lo que es lo mismo, hay que evitar brindis al sol.

Otro tanto pasa en el ámbito empresarial, tanto cuando comunicamos hacia fuera como cuando trasladamos información relevante a nuestros colaboradores. ¿Cuántas veces vendemos la piel del oso antes de cazarlo?

La trascendencia de una comunicación creíble y consistente es más crítica, si cabe, en las empresas cotizadas en la bolsa, que operan bajo el escrutinio continuo del mercado y la obligación de informar trimestralmente de su balance y cuenta de resultados.

En estas empresas, es incluso más recomendable muchas veces ser conservador en el manejo de las previsiones favorables para poder dar sorpresas positivas a los inversores. Al igual que es clave también afrontar cualquier noticia negativa que afecte a los resultados (‘profit warning’) con transparencia y celeridad.

Dar un buen titular siempre es fácil; lo complejo es que se cumpla. Por ello, el manejo de la expectativas y el ‘timing’ es uno de los ejes clave de una comunicación profesional y acertada.

En la actual coyuntura, sean bienvenidos todos los mensajes positivos, siempre y cuando no pequen de un exceso de optimismo y vengan acompañados de datos que los avalen y alimenten. Porque se me antoja que todavía queda un largo trecho para que los indicadores macro se trasladen a realidades micro, que es lo que realmente nos importa a cada uno de nosotros en nuestro particular universo.

¿Cuál es su percepción sobre la recuperación? ¿Hay datos en su vida profesional, en su negocio o empresa que apunten realmente a este cambio de tendencia que nos anuncian?

Si es así, les propongo que los compartan con todos nosotros. Esto nos ayudará a ir levantando un poco más el ánimo, que falta nos hace.