Una escuela en China monitorea a los estudiantes con tecnología de reconocimiento facial

Una escuela secundaria en China está utilizando tecnología de reconocimiento facial para monitorear y analizar el comportamiento de los estudiantes. Esta tecnología escanea la clase cada 30 segundos y registra las expresiones faciales de los estudiantes, clasificándolos en alegres, enfadados, temerosos, confundidos o molestos.

Según se señala en Business Insider, el sistema reconoce las acciones de los estudiantes, como escribir, leer, levantar una mano o dormir sobre su escritorio. Además, también registra la asistencia de los estudiantes, que utilizan sus caras para pagar los almuerzos en la escuela y para pedir prestados artículos de la biblioteca.

A pesar del avance tecnológico que supone este sistema implantado en China, también ha provocado inquietudes y un debate sobre la privacidad de los alumnos. Ante esta situación, el subdirector de dicha escuela afirmó que la privacidad de los estudiantes estaba protegida porque la tecnología no guardaba las imágenes del aula y almacenaba los datos en un servidor local, en lugar de en la nube.

El uso de la tecnología de reconocimiento facial está aumentando en China, donde se está utilizando para aumentar la eficiencia y mejorar la vigilancia. Las cámaras se utilizan para atrapar a ladrones, encontrar fugitivos e incluso predecir delitos.

Sin embargo, China no es el único país que introduce este tipo de vigilancia en las escuelas. A principios de este año, desde la capital de India, Nueva Delhi, se afirmó que se implementarían cámaras de vigilancia en todas las escuelas gubernamentales, lo que les permitiría a los padres transmitir las imágenes de la clase en tiempo real.

La tecnología y la Inteligencia Artificial crecen a pasos agigantados, cambiando a mejor y facilitando nuestras vidas cada vez más. Sin embargo, muchos de estos avances, como el de la vigilancia en las escuelas, plantea un problema de privacidad enorme. Una cosa está clara, en el mundo tecnológico en el que vivimos, la privacidad también se encuentra en peligro, un ejemplo de ello son los datos de usuarios robados recientemente a Facebook. ¿Cuánto de nuestra vida estamos dispuestos a compartir? Ya no únicamente en las redes sociales, sino en nuestro día a día.